22_05_17

Nuestros malos hábitos

 





DECIMO CUARTO DÍA



Nuestros malos hábitos. 



PRIMERA SEMANA 


Conocimiento de sí mismo 



“Durante la primera semana, dirigiremos todas nuestras oraciones y actos de piedad para alcanzar el conocimiento de nosotros mismos y la contrición de nuestros pecados, haciéndolo todo con espíritu de humildad.” (T.V.D) 

En este periodo nos concentraremos en nosotros mismos, es- forzándonos para conquistar la humildad, virtud indispensable en la vida cristiana. A través del auxilio de María Santísima conoceremos mejor nuestra inmensa miseria y nuestra triste condición de pecadores, sin que lleguemos al extremo de irritación contra nosotros mismos, al desánimo, o a la desesperación. 

La Santísima Virgen María proveerá la dulce paz para todos aquellos que, con rectitud, realizaran este ejercicio espiritual... 




Oraciones: 


  •   - Letanía del Espíritu Santo
    - Letanía de Nuestra Señora
    - Salutación a Nuestra Señora 




DECIMO CUARTO DÍA:


 Lectura sugerida: Santo Evangelio: (MT 16,5-12) 


Meditación: Nuestros malos hábitos. 



“Todo lo que hay de malo en la historia del hombre y del mundo es consecuencia del pecado.”(Prof. Felipe Aquino, Pecados yVirtudes Capitales). 

“Cuando María os sostiene, no caéis; cuando os protege, na- da teméis; cuando os conduce, no os fatigáis, cuando os es propicia, llegáis a un puerto de salvación”. (San Bernardo) 

En nuestra vida hay varias consecuencias nefastas provenientes del pecado. 

Padecemos innumerables enfermedades de la inteligencia; la dificultad de entendimiento de las cosas de Dios, de saber nuestro des- tino, de aceptarnos con sumisión, de ser dóciles y obedientes al Señor y a sus representantes en la tierra, etc.... Infelizmente, con la mente oscurecida nos inclinamos ante las cosas creadas, teniéndolas como finalidad única, olvidándonos de Dios, poseyendo de ese modo, un amor excesivo a nosotros mismos. Somos, en fin, soberbios orgullosos y llenos de presunción, no escuchamos a nadie; nos afirmamos en nuestras propias opiniones queriendo imponerlas a todos. ¿Cómo nos corregiremos? Sólo volviéndonos humildes alcanzaremos el verdadero camino: ¡Dios, laVerdad Suprema! 

Somos vulnerables, pues nuestra voluntad se presenta muy debilitada en el ejercicio de la virtud. El pecado original despierta en nuestros sentidos las malas tendencias (concupiscencia), llevándonos a contrariar la voz de la razón y de la fe. Nuestros pecados actuales, contribuyen alimentándolas cada día más. Fácilmente caemos en el desorden de las concupiscencias y eso nos dificulta el proceso de elevación a Dios. 

No podemos, ni debemos, confiar en nosotros mismos y alcanzar seguridad en nuestra perseverancia, pues, somos muy inestables y fácilmente podemos caer en el abismo de la condenación eterna. Reconozcamos, con humildad, nuestras miserias ante Dios, confesándonos pecadores y pidiendo el socorro de su Misericordia Infinita. Cultivando la vida interior y anteponiendo el cuidado de nuestra alma a todos los otros, nos ocuparemos con Dios, aprovechando para despedirnos de todo lo que tenemos de terrenal. Con mucho cuidado de amar a Dios solamente; Aquél que llenará de consuelo y alegría nuestra alma. 

¿Y para cultivar esta vida interior, quien será para nosotros, remedio y modelo? Será María Santísima, Aquella que permaneció siempre fuerte y fiel, pues Ella ha de engendrarnos en la vida de la Gracia. Fue Ella siempre llena de Gracia, y su inteligencia y voluntad entregadas a Dios. 

No considerándose a Sí misma, fue siempre humildísima, declarándose, “La Esclava del Señor”. María es también el remedio para nuestro orgullo, y nosotros, sus esclavos, alcanzaremos la gloria de vencer al demonio y salvarnos con su ayuda maternal. 

Es la Virgen Santísima Aquella a quien los santos más se agarran, y hacen cogerse a otros, para que así puedan perseverar en el bien. Si con esta devoción nos entregamos a tan generosa Madre, confiándole todos los pequeños bienes en Ella residirá toda nuestra esperanza, ya que, como depositaria de nuestros tesoros, María ha de conservarlos y aumentarlos en merecimientos y virtudes.
“Bienaventurados los que te conocen, ¡Oh Madre de Dios, porque cuanto conocerte es la puerta de la vida inmortal, y celebrar tus virtudes es el camino para la salvación!” (Alfonso María de Ligorio). 



Oración: ¡Madre Bendita damos gracias por la iluminación que nos procuras de Jesús, a fin de que nos conozcamos siempre más y así nos despreciemos desconfiando de nosotros mismos! ¡Cuánto orgullo hay en nuestra vida! ¡Cuánta flaqueza hay en nuestra voluntad! ¡Preparémonos para entregarnos a Ti, Madre! Continua tu trabajo de mostrar, a nuestros ojos avergonzados, toda las miserias de nuestro orgullo e inconfesables flaquezas. Danos, Virgen Santísima, tu pureza, tan opuesta al pecado, que nos turba la mente y debilita la voluntad. Cura nuestra inteligencia y alienta nuestras resoluciones de humildad y perseverancia en el bien, para que confiemos únicamente en la Gracia omnipotente de Jesucristo y en el cariño bendito de Tu amparo tutelar. Amén! 



Jaculatoria: ¡María, muéstranos el camino de sabiduría y condúcenos por la senda de la justicia! 






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