18_10_13

Nómina Consagrados Fátima pidiendo Consagrar Chile



LISTADO CONSAGRADOS A  MARIA EN CHILE

PIDIENDO LA CONSAGRACIÓN DE CHILE A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS  Y DE MARÍA


CARMEN TAPIA
GONZALO ROMAN
WLADIMIR CAREÑO
MONICA GOMEZ
EMA CARTER
HAIDE PARADA
JUANITA BELMAR
CAMILO DONOSO MENDEZ
FRANCISCA ALARCON 
JOSLYN VEGA HIDALGO
CARMEN ASTUDILLO
VICTOR HIDALGO
PEDRO POBLETE 
JAIME CONTRERAS
PERLA VALENZUELA DONOSO
ELIANA MUÑOZ DIAZ
ANITA ROSA HURTADO
RAQUEL DONOSO REYES
GUADALUPE DEL CARMEN VALENZUELA 
ROSA VERONICA VALENZUELA
IVONNE MARIN
JOSLYN VEGA
MIRYAM VALENZUELA DONOSO
RAQUEL DONOSO REYES
CARMEN ASCUY
CAMILO DONOSO
CLAUDIO PRESLEY
MARGARITA CORDOBA
ROXANA OÑATE
MARTA CACERES
MARIA DE LOS ANGELES
CARMEN HERNANDEZ
RAQUEL CONTRERAS
CECILIA PEREZ
ERIKA SANDOVAL
ANTONIO GOMEZ
LORENA MARTINEZ
CARMEN ROMERO
LIZBETH ANTONIETA QUIROZ BURGOS
MARIA TERESA VALDES
ESTEFANÍA CACERES
CARLOS ARÉVALO
JEANNETTE PAREDES
CLAUDIA HERNÁNDEZ
NOEMÍ MENDOZA ROSIO ROA
VERÓNICA ROA
RUTH ESCUDEROS
TATIANA IBAÑEZ LUISA OTAROLA
PAOLA CANALES
MARIA CECICIA VARGAS
MARIA CECILIA MELLA
FIDELINA NORAMBUENA
ANDREA BELLO
RAQUEL CONTRERAS
DANIEL VERGARA
TERESA PONTONY
MARGARITA VALDES MORENO
CARMEN DEL TRÁNSITO TORRES H.
MARIA CRISTINA ESPARZA
TERESA MANSILLA
PATRICIA COROS
MAGGIE ZAVALA CONTRERAS
LIZBET ANTONIETA QUIROZ BURGOS
ESPER MURCI
MACARENA OGAZ
LOURDES
MANUEL JOSE DIAZMARY PAZ NOVOA REBOLLEDO 
Leticia 
Lety

Homilía en Fátima



Homilía Jueves 11 de Octubre, Santuario de Fátima Portugal"


  “Presumo de mis debilidades”

San Pablo a los Corintios 12, 7b-10 

Hermanos: Para que no, tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.» Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

En la abrumada carrera de la vida, el alma experimenta con frecuencia la fatiga, ante la crudeza del camino, la aridez en medio de las tormentas, la oscuridad en la noche de la injusticia y la soledad en la ausencia de los consuelos para el corazón, que en la solidez de la humildad, lejos de encontrarse el fracaso en la tragedia de estas experiencias, se ensancha necesariamente la vida de la oración, por la ineludible plegaria elevada al Espíritu Santo.

Clave es por tanto la virtud de la humildad, que no se sostiene en medio de frecuentes impulsos de vanidad, de calculo estratégico, de incoherencia y seducción a los poderes y las alabanzas. Con tanta frecuencia, almas que fueron regaladas por la sendas de la pequeñez, terminan en la ceguera, cautivadas por los reconocimientos, los exitísmos, las aparentes eficacias ejecutivas, la autoreferencia, entusiasmados por los cargos o los logros personales, los afectos y proyectos, que no son más que una tentación que busca engañar el juicio y contaminar el corazón.

Cuando Dios nos atrae hacia sí, nos hace subir al monte de la santidad, para que estemos cada vez más cerca de él, ofreciéndonos a lo largo del camino luz y consolaciones, pero dentro del camino de la redención, que pasa necesariamente por el camino de la Cruz, de la donación y el sacrificio, que pasa necesariamente la senda del anonadamiento y de la fatiga de Getsemaní.  Es la única ruta en la que nos podemos encontrar con con quién se anonadó a si mismo tomando la condición de Siervo (Filipenses 2:7-17)

“Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo”, dice San Pablo, manifestando claramente que no se jacta de sus acciones, sino de la acción de Cristo que actúa precisamente en su debilidad, en su incapacidad, en la que lejos de intentar colocar su eficacia meramente humana, para triunfar y evitar la contradicción, da lugar a una actitud de profunda humildad y confianza ante la manifestación de Dios. Nada espera de sí sino que solo de aquello que le es evidente, proviene del Señor. 

Esa es, particularmente la actitud de San Francisco Marto,  un niño “paciente, amable y reservado, inclinado a la contemplación”, que no eludía su fragilidad, reconociendo lo que no era o no podía, y ante la verdad de no rezar  en totalidad una oración, lejos de justificarse, reconoce con modestia su limitación, y en el designio de no poder ver a la Virgen sino solo escucharla, no se revela sino que abraza con gozo solemne lo que se le dió, comprendiendo en la pureza de corazón y en la inocencia constante, el Don inmenso que recibió de consolar a Cristo, “tan triste a causa de tantos pecados”, para redimirlas y ganarse el paraíso 

Por tanto, en la medida en que crece nuestra unión con el Señor y se intensifica nuestra oración, también nosotros vamos a lo esencial y comprendemos que no es el poder de nuestros medios, de nuestras virtudes, de nuestras capacidades, el que realiza el reino de Dios, sino que es Dios quien obra maravillas precisamente a través de nuestra debilidad, de nuestra inadecuación al encargo. Por eso, debemos tener la humildad de no confiar simplemente en nosotros mismos, sino de trabajar en la viña del Señor, con su ayuda, abandonándonos a él como frágiles «vasijas de barro». (Benedicto XVI, 13 de Junio, 2012)

Pidamos a los Santos Pastorcitos que pidan por nosotros y nos alcancen la gracia, por la mediación de nuestra Madre del Cielo, de no empeñar y perder nuestra vida interior, por aquellos falsos tesoros que se nos ofrecen, incluso bajo la apariencia de reconocimientos eclesiales, pastorales y comunitarios, sino que encontremos, en el camino de la humildad y la modestia, la ruta de la lealtad a la gracia recibida, que nos “basta”, para alcanzar la plenitud que Dios nos revela en María, pues el Señor se ha inclinado ante “la humildad de su Esclava”. Muchas gracias.

Atentamente Pbro. Patricio Romero