22_05_09

Juicio del esclavo del mundo y del Esclavo de Amor a María

 



NOVENO DÍA: Lectura sugerida: Santo Evangelio (MT 25,31-46) 



Meditación: Juicio del esclavo del mundo y del Esclavo de Amor a María. 




“Cada hombre recibe en su alma inmortal la retribución eterna a partir del momento de la muerte, en un juicio particular que coloca su vida en relación a la vida de Cristo, sea por medio de una purificación, sea para entrar del inmediato en la felicidad del Cielo, sea para condenarse de inmediato para siempre.” (C.IC.1022) 


“En el atardecer de la vida nos examinarán de Amor” (San Juan de la Cruz) 


Observemos siempre el fin de nuestras acciones y meditemos sobre cómo nos encontraremos ante Dios, en el día del juicio... 

En este día, no podremos ser disculpados, ni ser defendidos por nadie. Debemos afligirnos por nuestros pecados y desde ya, arrepentirnos de ellos, pues mas allá de la tumba ya no lo podremos hacer, con la muerte se da inicio a la existencia definitiva, donde recibiremos, del Juez Supremo, la sentencia inmutable. En el juicio nada es ignorado por Dios: pensamientos, palabras, acciones; en lo profundo de nuestro ser. 

Todo lo veremos ante Dios; todos los pecados, las gracias derramadas sobre nosotros y, a pesar de todo despreciadas, y también los ejemplos que nos darán los buenos y que, culposamente, fueron ridiculizados. Los esclavos del mundo que, en vida abrazaron los bienes pasajeros y temían ser ridiculizados por los juicios humanos, temblarán en el juicio de Dios. Mientras que los Esclavos de María, por despreciar el juicio mundano, alcanzarán la victoria y la recompensa del Se- ñor, por las virtudes practicadas. 


Ante la sentencia final esos verdaderos devotos concluirán que les supuso una infinita ventaja los esfuerzos emprendidos para seguir el camino del bien (como sus actos de amor a Dios, la dedicación y el servicio al prójimo, y su firme resolución de servir a la Santísima Virgen). Los siervos del mundo serán acompañados al Juicio Final solamente por sus pecados sin arrepentir y por el demonio que los reclamará como su posesión; los Esclavos de Amor de la Virgen Madre serán presentados por Ella Misma, que se colocará delante de ellos como poderosa abogada, adornando sus pequeños méritos y virtudes. 

María Santísima siendo Madre de Misericordia transformará el purgatorio de sus Esclavos en el más feliz, más corto y más consolador de todos, en la medida en que ellos, se despojaron, con generosidad de los propios méritos a favor de María. 

¡Qué gran motivo de esperanza nos debe llevar a entregarnos totalmente con gran ardor a María! 




Oración: ¡María Santísima, confirma en nosotros la resolución de consagrarnos a Ti enteramente.
Enséñanos a despreciar los juicios del mundo y a sentir el Santo Temor de Dios. Sé nuestra luz, nuestro ideal y el amor de nuestro corazón, para que seas también el refugio en la hora de la muerte. Amén. 


Jaculatoria: ¡Virgen Santísima, sé nuestra abogada en el día del Juicio! 




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