22_05_04

Las Bienaventuranzas

 




SEXTO DÍA: Lectura sugerida: Santo Evangelio (MT 10,16-28) 


Meditación: Las Bienaventuranzas




“Las bienaventuranzas nos enseñan el fin último al cual Dios nos llama: El Reino, la visión de Dios, la participación en la naturaleza divina, la vida eterna, la filiación divina, el reposo en Dios” C.I.C.1716) 

En lo que concierne al mundo, muchos tienen como regla de vida la satisfacción de su egoísmo, de sus instintos y de su sensualidad; Jesucristo nos propone, como vía de santidad, la práctica de la pureza, de la misericordia y de la paz. 

“Bienaventurados son aquellos que tienen puro su corazón, su alma, su cuerpo, su vida... los misericordiosos...”. Vivir este precepto nos cuesta el esfuerzo de apartarnos de toda ocasión próxima de pecado (diversiones, exposiciones artísticas, medios de comunicación, etc...) y requiere además, que imploremos a Dios la fuerza sobrenatural de la continencia. El mundo inculca que es imposible vivir la pureza, ostentando ambientes cada vez más contaminados con estímulos y promiscuidad. Según la Sagrada Escritura, sólo verán a Dios aquellos que tuvieran la felicidad de mantener el corazón puro. 

Para el siglo, la práctica de la misericordia se vuelve casi inmoral pues los corazones se cierran con indiferencia ante las miserias que se les presentan, rechazando el perdón y practicando las injusticias. Jesús, la Sabiduría Encarnada, nos muestra otros caminos: el de la paz y el de la misericordia. Consagrándonos a la Virgen Santísima, ejerceremos provechosamente estas bienaventuranzas, entregando a Ella todos los valores satisfactorios e impetratorios de nuestras buenas obras para que sean aplicados según sus designios. 

El mundo se preocupa de no sufrir, busca lo que es cómodo; mas el Espíritu de Jesús, nos induce a lo contrario; nos lleva a no resguardarnos en la tranquilidad y la fama, a costa de prácticas ilícitas como el fraude, la calumnia, la opresión etc...y nos invita a tener buena disposición ante las persecuciones, siendo obedientes a las leyes de Dios, sin ningún respeto humano. 

Ofreciéndonos a María Santísima hemos de padecer muchas persecuciones, y éstas todavía aumentarán, como nos afirma San Luís María G.de Montfort en el T.V.D.: “seréis perseguidos más que todos”… por que, “Siendo María la Madre de los vivos, a todos nosotros sus hijos, entrega pedazos del Árbol de laVida que es la Cruz de Jesús”. Las adversidades sirven para confirmar la esperanza en Dios, llevándonos a la humildad, evitando la vanagloria y ejercitándonos en la desconfianza de nosotros mismos. 

Por consiguiente, la Sabiduría de Dios podrá encontrar abertura en las almas: 

- Comunicando su espíritu de luz, la ciencia de los santos y las otras ciencias, cuando son necesarias; 

- Trasmitiendo la capacidad de hacer conocida la verdad a los otros,
- Haciendo que experimentemos disgusto ante las cosas creadas y dándonos gusto por las de Dios; 

- Confiriéndonos todos los dones del Espíritu Santo y las virtudes en grado eminente;
- Evitando la tibieza y la negligencia etc.., 

En virtud de estas grandes gracias, vehementes combates serán trabados, provocaciones y contradicciones de todo tipo nos asaltarán, pero alguien muy especial vendrá en nuestro auxilio…



¡Es María, la Madre de Jesús y también Nuestra Madre! 



Oración: Madre Purísima, ¡queremos amaros para volvernos semejantes a Jesús. Cierra nuestros ojos para no prestar atención a las locas vanidades del mundo, pero ábrelos para los encantos de la humanidad de Jesús. Que Tu Misericordia nos enseñe a tener amor y mansa caridad para con el prójimo, lo que es propio de los hijos de Dios. Amén. 



Jaculatoria: ¡Danos Señor un corazón virginal y dulce como el de Tu Santa Madre.! 





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