17_01_09

CONSAGRACION TOTAL A MARIA DÍA 32º.

DÍA 32º.

 
 





Oraciones preliminares.

Del amor a Jesús sobre todas las cosas



Bienaventurado el que conoce lo que es amor a Jesús, y despreciarse a sí mismo por Jesús.
Conviene dejar un amado por otro amado,  porque Jesús quiere ser amado sobre todas las cosas.
 
El amor de la criatura es engañoso y mudable; el amor de Jesús es fiel y durable.
El que se llega a la criatura, caerá con lo caedizo;
el que abraza a Jesús, afirmará en Él para siempre.
 
Ama a Jesús y tenle por amigo, que, aunque todos te desamparen, Él no te desamparará ni te dejará perecer en el fin.
 
Tu amado es de tal condición, que no quiere consigo admitir a otro; más Él solo quiere tener tu corazón, y como rey sentarse en su propia silla.
 
Si tú supieras bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo. (Imitación de Cristo, libro 11, cap. 7)

He aquí algunas prácticas interiores muy propias para los que el Espíritu Santo llama a una alta per- fección, que, en cuatro palabras, se reducen a ejecutar todas las acciones por María, con María, en María y para María, a fin de practicarlas más perfectamente por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.

Es menester ejecutar las acciones por María, es decir, es menester obedecer en todo a la Santísima Virgen y conducirse en todo por su espíritu, que es el espíritu de Dios. Los que son guiados por El, son hijos de Dios. Los que son guiados por el espíritu de María, son hijos de María, y por consiguiente hijos de Dios, y entre tantos devotos de la Santísima Virgen, no hay más verdaderos y fieles devotos que los que se conducen por su espíritu. Porque el espíritu de María es el espíritu de Dios, ya que Ella no se guio jamás por su propio espíritu, sino siempre por el espíritu divino, que de tal modo se hizo dueño de María, que vino a ser su propio espíritu. Qué dichosa es un alma cuando está del todo poseída y gobernada por el espíritu de María, que es un espíritu suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo.
 
Es necesario hacer todas nuestras obras con María; es decir: que debemos en nuestras acciones mirar a María como modelo acabado de toda virtud y perfección que el Espíritu Santo ha formado en una pura criatura, para que lo imitemos, según nuestra capacidad. Es menester, pues, que en cada acción miremos cómo María la ha hecho o la haría si estuviera en nuestro lugar. Para esto debemos examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante su vida, particularmente: primero su fe viva, por la cual creyó sin titubear la palabra del ángel, y creyó fiel y constantemente hasta el pie de la cruz;  segundo,  su humildad profunda,  que la ha hecho ocultarse, callarse, someterse a todo y colocarse siempre la última.
 
(Tratado de la Verdadera Devoción…, núms. 257- 260)