17_01_09

CONSAGRACION TOTAL A MARIA DÍA 31°.

DÍA 31°.

 




 

 Oraciones preliminares.


DE LA BONDAD Y CARIDAD, DE DIOS,
QUE SE MANIFIESTA
EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO A LOS HOMBRES




Señor, confiando en tu bondad y gran misericordia, vengo yo, enfermo, al médico: hambriento y sediento, a la Fuente de la vida; pobre, al Rey del cielo; siervo, al Señor; criatura, al Criador; desconsolado, a mi piadoso consolador.

Mas ¿de dónde a mí tanto bien, que Tú vengas a mí? ¿Quién soy yo para que te me des a Ti mismo?
¿Cómo se atreve el pecadora comparecer delante de Ti? Y Tú, ¿cómo te dignas venir al pecador?

Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún bien tiene por donde pueda merecer que Tú le hagas este beneficio.

Yo te confieso, pues, mi vileza, reconozco tu verdad, alabo tu piedad, y te doy gracias por tu extrema caridad. (Imitación de Cristo, libro IV, cap. 2)

Los que toman esta santa esclavitud profesarán devoción singular al gran misterio de la Encarnación del Verbo, el 25 de marzo, que es el misterio propio de esta devoción que ha sido inspirada por el Espíritu Santo:

Primero, para honrar e imitar la dependencia inefable que Dios Hijo ha querido tener respecto de María, para la gloria de Dios su Padre y para nuestra salvación, la cual dependencia se muestra particularmente en este misterio en que Jesús aparece cautivo y esclavo en el seno de la divina María, en donde depende totalmente de Ella para todas las cosas.

Segundo, para dar gracias a Dios por los favores incomparables que ha concedido a María y particularmente el de haberla escogido por su dignísima Madre, elección que ha sido hecha en este misterio.

Tales son los dos principales fines de la esclavitud de Jesús en María. Como vivimos en un siglo orgulloso, en que hay un gran número de sabios hinchados, espíritus fuertes y críticos que encuentran defectuosas las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas, vale más, para no darles ocasión de crítica sin necesidad, decir la esclavitud de Jesús en María, y llamarse el esclavo de Jesucristo, que es esclavo de María, tomando la denominación de esta devoción más bien de su fin último, que es Jesucristo, que el camino y medio  para llegar a este fin,  que es María,  por más que una y otra se pueden, a la verdad, usar sin escrúpulo.

Otra razón es, que el principal misterio que en esta devoción se celebra y se honra es el misterio de la Encarnación, en el cual no se puede ver a Jesucristo sino en María y encarnado en su seno, es más a propósito decir la esclavitud de Jesús en María, según aquella hermosa plegaria de tan grandes almas: Oh Jesús que vivís en María, venid y vivid en nosotros en vuestro espíritu de santidad, etcétera.
Los que adoptan esta esclavitud dirán con gran devoción el Ave María o la salutación angélica, cuyo precio, mérito, excelencia y necesidad, pocos cristianos, aun los más ilustrados, conocen. Ha sido preciso que la Santísima virgen se haya aparecido muchas veces a grandes santos muy esclavos suyos para mostrarles tan gran mérito.

(Tratado de la Verdadera Devoción..., núms. 243, 245, 249)