(Repetición de las meditaciones anteriores.)
Composición de lugar. La de San Ignacio en la
meditación del pecado, “considerar mi ánima ser encerrada en este cuerpo
corruptible, y todo lo compósito (todo el hombre, alma y cuerpo), en este
valle, desterrado entre brutos animales”.
Petición. Sentimiento de horror al mundo, que me
impulse a huir de él para arrojarme en brazos de María Santísima.
Repasando en conjunto las meditaciones pasadas, cada uno se fijará en los puntos que más le han movido para volver a saborearlos, o bien en los que no le han movido para ver si le mueven ahora.
Punto
I. En qué consiste el
espíritu del mundo. Véase la meditación del día 2: las tres concupiscencias.
P.
II. Cuán miserables son los
bienes del mundo. Véase la meditación del día 3 (miserias del mundo) y 4
(muerte).
P.
III. Cuántos males se siguen
de entregarse a los goces del mundo. Véanse las meditaciones del juicio, del
infierno y del purgatorio. Añádase si se quiere la consideración de los males
que aun en esta vida traen los goces del mundo, inquietudes, remordimientos,
etc.
P. IV. Bienes que se siguen de apartarse del espíritu del mundo. Véase la
segunda parte de la meditación del día 3 (felicidad de la vida mariana) y las
meditaciones de la gloria y la eternidad.