17_05_29

ESCLAVITUD DE AMOR A MARÍA DÍA 6 DE LA SEGUNDA SEMANA

Preparación para la Consagración a María

Virtudes de la Santísima Virgen





Composición de lugar. Ver a Nuestra Señora en el momento de pronunciar el ecce ancilla Domini, palabra en que se reflejan todas sus principales virtudes.


Petición. Conocimiento interno de la Virgen Nuestra Señora, para que más la ame y la imite.

“Debemos examinar y meditar las grandes virtudes que practicó en su vida, particularmente:

Punto I. Su fe viva, con la cual creyó sin dudar la palabra del ángel; creyó fiel y constantemente hasta en el Calvario, al pie de la cruz.
Fe más grande que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles y santos...”
San Luis María nos asegura que cuanto más nos entreguemos a Nuestra Señora, más participaremos de la fe que ella tuvo: “Fe pura, con que no hagas caso apenas de lo sensible y lo extraordinario; fe viva y animada por la caridad, con que no hagas tus acciones sino por motivo de amor puro; fe firme a inquebrantable como una roca, que te hará permanecer firme y constante en medio de las borrascas y tormentas; fe activa y penetrante, que, como llave misteriosa, te dará entrada en todos los misterios de Jesucristo, en los destinos últimos del hombre y en el Corazón del mismo Dios; fe valerosa, que te hará emprender y llevar a cabo cosas grandes por Dios y por la salvación de las almas.


P. II. “Su humildad profunda, que la hizo ocultarse, callarse, someterse a todo y colocarse la última.”
A la luz de esta conducta de la Santísima Virgen examinemos la nuestra y veamos si procedemos en todo con la humildad que supone el nombre y el oficio de esclavos.


P. III. “Su pureza del todo divina, que jamás tuvo, ni tendrá, semejante debajo del cielo.”
Pureza de cuerpo y de alma, de afecto, de intención; limpieza inmaculada de toda sombra de pecado. Con ser Nuestra Señora tan eminente en todas las virtudes, esta de la pureza parece que tiene en Ella particular resplandor, y así, a esta virtud se refieren los más comunes nombres que la damos: la Virgen, la Purísima, la Inmaculada. Esta virtud debe ser también como la librea, que distingue a los hijos de María. “Esté grabada en vosotras como en una imagen la virginidad y la vida de María; de ella, como de un espejo, se refleje en vosotros el ideal de la castidad y el ejemplar de la virtud.” (San Ambrosio, De Vig., 1. 2.)


P. IV. “Finalmente, todas las demás virtudes.”

Muchas meditaciones necesitaríamos para considerarlas. Fíjese cada uno en aquellas virtudes que más necesite; que de todas ellas encontrará modelo acabado en esta Reina de los Ángeles.