17_05_31

ESCLAVITUD DE AMOR A MARÍA DÍA 4 DE LA TERCERA SEMANA

Preparación para la Consagración a María

Jesús con María en las Bodas de Caná






Composición de lugar. La sala del festín, donde comen el Señor y discípulos y la Virgen Santísima sirve a la mesa.

Petición. “Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga.” (San Ignacio.)

Punto I. Veamos cómo en este paso la Virgen Nuestra Señora nos da a conocer el Corazón de Jesús, y nos enseña a tratar con él. Confiada, se acerca a Él para pedirle un milagro, como quien conoce su generosidad y llaneza, y no duda que lo hará por complacer a los que le aman, aunque hasta entonces no hubiera hecho públicamente ninguno. ¿Por qué no me acercaré a Él con esa confianza yo que le veo hacer todos los días tantos milagros, por mi amor, en el Santísimo sacramento?
Sabe muy bien Ella que, a pesar de la llaneza que usa, quiere Nuestro Señor que se le trate con el respeto que como Dios merece, y así le hace aquella tan prudente y respetuosa indicación: “No tienen vino.” Entiende también que a Nuestro Señor le gusta hacerse de rogar y probar la confianza del que pide, haciendo como que niega o dilata, para conceder después; y así, sin desanimarse por la respuesta, en apariencia dura, va a los criados y les dice que hagan lo que su Hijo les mande. Oh Virgen prudentísima y amorosísima Madre, enséñame a conocer la amabilidad del Corazón Divino, a tratar con él con llaneza y con respeto, a confiar en él, aunque me mate (Job 13, 15), y a estar dispuesto para hacer cuanto me diga.


P. II. Los sirvientes “en las Bodas de Caná, por haber seguido el consejo de la Virgen Santísima, fueron honrados con el primer milagro de Jesucristo. Del mismo modo todos los que hasta el fin de los siglos sean honrados con las maravillas de Dios, no recibirán estas gracias sino a consecuencia de su perfecta obediencia a María”.
Resuene, pues, de continuo en nuestro oídos el quodcumque dixerit facite, que dijo entonces Nuestra Señora: “Cualquiera cosa que mi Hijo os dijere, hacedla.” Aquí tenemos un programa completo de vida espiritual. Hacer cuanto Jesús nos diga en su Evangelio; cuanto nos diga por su Iglesia, por nuestros superiores, que están en lugar suyo; por las internas ilustraciones e inspiraciones. Cualquiera cosa que sea lo que nos mande, aunque nos parezca imposible a inútil para el fin que se pretende, como traer agua para remediar la falta de vino. “El obediente cantará victoria.”


P. III. “Por su humilde oración (de María) convirtió (Jesús) el agua en vino, y éste es el primer milagro en el orden de la naturaleza (de que nos da cuenta el Evangelio). Por María ha comenzado y ha continuado sus milagros y los continuará hasta el fin del mundo.”
Confiemos, pues, en la omnipotencia suplicante de Nuestra Señora y esperemos de Ella la restauración de todas las cosas en Cristo, que nos promete San Luis María: los tiempos en que “resplandecerá María, como nunca, por su misericordia, su poder y gracia”, y por Ella reinará el Corazón de Jesús. Y entretanto, esperemos de Ella que nos alcanzará abundantísimas gracias para subir a la cumbre de la perfección, para conocer y amar cada vez más al Corazón de Jesús. Oh amadísima Madre, si pides milagros para que no falte el vino, sin que nadie te lo pida, ¿no los harás, pidiéndotelos con instancia, para que no me falte el amor de tu Hijo?