17_05_26

ESCLAVITUD DE AMOR A MARÍA DÍA 2 DE LA SEGUNDA SEMANA

Preparación para la Consagración a María

    La Santísima Trinidad y la Virgen Nuestra Señora






Composición de lugar. La Virgen Santísima en el paso de la Encarnación.


Petición. Conocimiento de lo que Dios, Nuestro Señor, estima a María Santísima, para que sienta su grandeza y me anime a mejor servirla.


Punto I. “Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de María. Por más suspiros que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante cuatro mil años a fin de obtener dicho tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia delante de Dios por la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes. El mundo era indigno, dice san Agustín, de recibir al Hijo de Dios inmediatamente de manos del Padre. Quien lo entregó a María para que el mundo lo recibiera por medio de Ella.
Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y por María.
Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido consentimiento por medio de los primeros ministros de su corte.
Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura criatura era capaz de recibirla, para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo Místico.”
Dignidad altísima y, al decir de Santo Tomás, “casi infinita y que toca los límites de la divinidad”. ¿Quién no se siente esclavo de tan gran Reina, a quien escogió el Eterno para Madre de su Hijo y señora de todo?


P. II. “El Hijo de Dios se ha hecho hombre para salvarnos, pero en María y por María. Dios hecho hombre ha hallado su libertad en verse prisionero  en su seno, ha hecho brillar su fuerza en dejarse llevar por esta doncellita; ha encontrado su gloria y la de su Padre en ocultar sus resplandores a todas las criaturas de la tierra para no revelarlos más que a María; ha glorificado su independencia y su majestad al depender de esta amable Virgen en su concepción, en su nacimiento, en su presentación en el templo, en su vida oculta de treinta años y hasta en su muerte; a la que Ella debía asistir, para unirse los dos en un mismo sacrificio y para inmolarse Jesús mediante su consentimiento al Eterno Padre, como en otro tiempo Isaac mediante el consentimiento de Abraham a la voluntad de Dios.”
Yo también quiero hallar mi libertad en ser esclavo de esta Señora, mi fuerza en dejarme llevar por Ella, mi gloria en ocultarme a los ojos de los hombres para darla gusto, mi independencia en depender de Ella para todo y de continuo, y todo mi anhelo en inmolarme con Ella en el mismo sacrificio del corazón inmolado por mí en la cruz y en el altar.


P. III. “Dios Espíritu Santo con Ella y por Ella produjo su obra maestra, que es Dios hecho hombre, y produce todos los días hasta el fin del mundo a los predestinados, miembros del cuerpo de esta cabeza adorable.”
“María ha producido con el Espíritu Santo la cosa más grande que ha existido ni existirá jamás, que es Dios hombre, y consiguientemente producirá las más grandes cosas que habrá en los últimos tiempos. La formación y la educación de los grandes Santos que habrá hacia el fin del mundo le están reservadas: que sólo esta singular y milagrosa Virgen puede producir en unión con el Espíritu Santo las cosas grandes y extraordinarias.”
“Cuando el Espíritu Santo su Esposo la encuentra en un alma a ella vuela y entra plenamente y se comunica a ella en tanta más abundancia cuanto ella da más lugar a su Esposa; y una de las grandes razones por las cuales el Espíritu Santo no hace ahora maravillas ruidosas en las almas es porque no encuentra en ellas suficiente unión con su fiel e indisoluble Esposa.”
“Oh Espíritu Santo, dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal y recurra de continuo a su misericordia; para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo al natural; crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta.”