18_05_04

NOVENA NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, Día 2




ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA


+Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, a s í c o n f í o e n v u e s t r a b o n d a d y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.



ORACION PREPARATORIA

Santísima Virgen de Fátima, Madre del Verbo encarnado, tesorera de los bienes del Cielo y refugio de los que somos miserables pecadores; a vuestro corazón maternal recurrimos con fe viva y filial cariño, pidiéndoos la gracia de jamás cometer el pecado mortal y de hacer siempre la voluntad de Dios. Con la confianza que nos inspiran los innumerables prodigios que obráis constantemente en aquellos benditos lugares de Fátima y por medio de vuestras milagrosas imágenes. Dirigimos nuestros ruegos a vuestro Corazón Inmaculado, seguros de que, al oír nuestras humildes súplicas, nos alcanzaréis el favor que os pedimos en esta Novena, si es para mayorGloria de Dios, honor vuestro y provecho de nuestras almas. Amén.


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman!



DIA SEGUNDO 

Consideración 

FE DE MARIA

La fe es la virtud más necesaria a nuestras almas, porque es la base de la religión. <<Sin la fe —dice San Pablo— es imposible agradar a Dios>> (Hebra XI. 6). Esta virtud brilló en grado 
eminente en María Santísima, pero de una manera práctica. enseñándonos que la fe, sin las obras está muerta... En premio de ese espíritu de fe que desbordó de su alma mientras vivió en el mundo. mereció oír este elogio inspirado por el Espíritu Santo; <<Bienaventurada eres tú que has creído. pues Se realizarán las cosas que te han dicho de parte del Señor>> (Luc_ I. 45). 
Si meditamos con frecuencia en el Mensaje de Fátima, aumentaremos en nosotros la virtud de la fe, cuyo exquisito aroma impregna todo aquel ambiente sobrenatural de la Sierra del Aire, donde de se dignó aparecer la Virgen María. Creeremos en DIOS y en la vida del espíritu, en el tiempo y en la eternidad. en el dolor, en el pecado y en el infierno. Y no nos extrañará <<ver esta Cova de Iría transformada en fuente, manantial de gracias soberanas, de prodigios físicos y, mucho más, de milagros morales. que a torrentes de aquí se derraman por todo Portugal y, saliendo por las fronteras, se van esparciendo por toda la Iglesia y por todo el mundo (Pío XII en la alocución radiada en el acto de la Coronación de la Santísima Virgen de Fátima, el 13 de mayo de 1946.)
Avivemos, pues, -en nuestra pobre Inteligencia la antorcha de esta preciosa virtud y ella Impedirá que nos extraviemos por sendas de perdición. Pidamos a la que es Madre y Maestra de la fe, Creer con absoluta certeza las verdades necesarias a nuestra salvación, viviendo vida de fe, conservándola, aumentándola y estimándola como el más hermoso de los tesoros que podemos poseer. 








Lección Histórica

PRIMERA APARICION DE NUESTRA SEÑORA

Trece de mayo de 1917. Por vez primera se aparece la Santísima Virgen a los tres niños en la Cova de Iría. Hacia el mediodía los asustó la luz de un relámpago. Suponiéndolo anuncio de próxima tempestad. comenzaron a recoger las 
ovejas para volver a casa. Un segundo relámpago los detuvo. Miran alrededor y ven a su lado, sobre una pequeña encina, a una hermosísima Señora, más refulgente que el sol, la cual los tranquiliza diciéndoles:
—NO tengáis miedo, que no os haré mal alguno.
—¿De dónde sois vos? —preguntó Lucia.
—Yo soy del Cielo.
—Y ¿a qué habéis venido?
—He venido a suplicaros que os juntéis aquí seis veces seguidas. el 13 de cada mes. En octubre os diré quién Soy y qué quiero de vosotros.
—Venís del Cielo,  y yo ¿iré al Cielo?
—Si —respondió la Señora.
—¿Y Jacinta?
—También.
—¿Y Francisco?
—También él; pero antes habrá de rezar muchos rosarios —dijo la Señora. mirándolo fijamente con expresión de bondad y de materna reprensión.
Después añadió: ¿Queréis ofrecer a Dios sacrificios y aceptar todos los sufrimientos que Él os envíe, en reparación de los pecados que ofenden a su divina Majestad? ¿Queréis sufrir por la conversión de los pecadores, para reparar las blasfemias y todas las Ofensas que se hacen al Inmaculado Corazón de María?
—Sí, lo queremos —respondió Lucia en nombre de los tres.
Después de algunos instantes, la aparición recomendó a los pequeños que rezaran el Rosario todos los días Con devoción, para Obtener la paz del mundo. Dicho esto, comenzó a elevarse. desapareciendo hacia el oriente. 


Reflexión

Mucho antes de que el Ángel Gabriel diera a María el mensaje de que Dios la había elegido para ser la madre de su Hijo, ella había decidido entregarse entera y exclusivamente a través del don de la virginidad perpetua.
María sabía que Dios había establecido una Alianza – un lazo familiar- con el Pueblo de Israel en el Monte Sinaí. El Señor se había mantenido el a las promesas de la Alianza, pero Israel había violado esa fidelidad. Con sus repetidas desobediencias a los Mandamientos de Dios, Israel demostró ser una esposa adúltera. María, consciente de la historia de su pueblo y dolida por las infidelidades narradas por los Profetas, anhelaba vivir amando a Dios como su esposa fiel para reparar los pecados de su pueblo.
A continuación, la descripción del Papa Juan Pablo II del deseo de María de permanecer virgen toda su vida:
Ella misma deseaba encarnar en sí la imagen de la esposa completamente fiel y plenamente entregada al Espíritu divino y, por eso, se convierte en el comienzo del nuevo Israel, es decir, del pueblo querido por el Dios de la alianza en su corazón de esposo. María no usa, ni en el diálogo ni en el cántico, términos de la analogía nupcial, pero hace mucho más: confirma y consolida una consagración que ya está viviendo y que resulta su condición habitual de vida. En efecto, replica al Ángel de la anunciación: «No conozco varón» (Lc 1, 34). Es como si dijera: soy virgen consagrada a Dios y no quiero abandonar a este Esposo, porque creo que no lo quiere él, tan celoso de Israel, tan severo con quien lo ha traicionado, tan insistente en su misericordiosa llamada a la reconciliación. María es consciente de la infidelidad de su pueblo y quiere ser una esposa fiel al Esposo divino, tan amado.
Dios envió al Ángel Gabriel a la ciudad de Nazaret a decirle a María que había aceptado su deseo de pertenecerle exclusivamente a él y que, de hecho, él había puesto en ella ese deseo. El deseo de María de permanecer virgen era, en realidad, una respuesta al amor fiel de Dios hacia ella. El Ángel le anuncia a María que ella concebiría al hijo de Dios en su virginidad a través del poder del Espíritu Santo que vendría sobre ella y la cubriría con su sombra. Ella se convierte entonces en virgen, esposa y madre simultáneamente. La elección libre de María de permanecer virgen fue lo que posibilitó su pertenencia completa a Cristo como su madre y a cada uno de nosotros como nuestra madre amorosa. La Santísima Virgen María fue testigo de que el precioso valor de la virginidad existe siempre en orden al amor esponsal y la maternidad.


Oración

Dios Todopoderoso y Eterno, María se entregó a Ti sin reserva a través del don de su virginidad. Así como amó a Jesús con todo el corazón, sigue amando y sirviendo a todos sus hijos en la tierra. Por medio de su ejemplo, infunde en todos los miembros de tu Iglesia un aprecio más profundo del valor de la virginidad. Ayúdanos a comprender que la virginidad es el regalo perfecto que los esposos se entregan el uno al otro el día de su boda. Inspira a muchos jóvenes para que abracen una vida consagrada célibe o virgen en el sacerdocio o la vida religiosa. Enséñanos el significado de las palabras de tu Hijo: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5:8). Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

ORACION FINAL

¡Oh Dios!, cuyo Unigénito con Su vida, muerte y resurrección nos ha merecido el premio de la eterna salvación: Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Rosario de la Santísima Virgen María, imitemos los ejemplos que contienen y consigamos los bienes que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


JACULATORIA

¡Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
















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