18_05_31

NOVENA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARIA Día 1


NOVENA AL INMACULADO 
CORAZÓN DE MARIA



PREPARACIÓN

Señor mío Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, ahí tenéis postrado a vuestros pies a este miserable pecador que, arrepentido de sus pecados, acude a Vos como a la fuente de toda gracia, e invoca vuestro Santo Nombre para hacer devotamente esta novena. Vos, Señor, os habéis reservado de una manera especial el principio de toda buena obra, y sin Vos es imposible aun el deseo de hacer el bien. La misma gracia que ha dirigido mis pies a este santo templo, y descubierto a mis ojos esta sagrada imagen fuente de todo amor y consolación, espero que continúe en mí su obra y la llevará a su perfección.
No permitáis pues, Señor, que mi espíritu se distraiga en otros pensamientos que los que Vos en este breve rato os dignéis excitar en él, y que mi corazón, ajeno y purificado de todos los afectos de la tierra, sólo se abra a los purísimos sentimientos de amor y ternura que nos habéis enseñado en este símbolo vivo de toda caridad y amabilidad. Somos tan carnales y tan propensos a todo lo que halaga nuestros sentidos que, con frecuencia, torcemos a fines enteramente opuestos los mismos objetos que vuestro amor nos propone para despegarnos de la carne, y confundiendo nuestra sensibilidad con los puros y santos afectos de vuestro amor, muchas veces nuestra devoción y compunción no pasa de un sentimiento material y tierno. Hacednos por lo mismo la gracia de que al considerar los afectos del Corazón Inmaculado de María entremos en este tabernáculo del amor de la ternura con aquellas castas disposiciones dignas del tálamo de la más pura de las vírgenes. Y con mayor instancia imploro en este momento vuestra gracia, porque si llegase a tal punto mi insensibilidad que mi corazón permaneciese frio en medio de este incendio, podría con razón temer que había merecido el castigo de que vuestro amor me abandonase a mi indiferencia. Sin duda mis pecados ésto y más han merecido; pero vuestra gran misericordia los cubre todos, y vuestra bondad no repara en la ingratitud pasada del que implora con humildad vuestro perdón. Así nos lo hace esperar este Corazón cuyos santos y purísimos afectos nos proponéis como modelo de los más puros y generosos sentimientos, y como prenda de toda suerte de gracias y merecimientos. Por el Corazón Inmaculado de María, en cuyas venas se formó la Sangre que fue derramada por nosotros en la cruz, concedednos la gracia de hacer con fruto esta novena.


DÍA PRIMERO

EXCELENCIA DEL CORAZÓN DE MARÍA

1° Considera la excelencia del Corazón Inmaculado de María por ser la parte más noble del cuerpo de la Madre de Dios; de aquel santísimo y purísimo cuerpo que, participando de la dignidad de la persona, era elevado a una grandeza casi infinita. Y aumenta además sobre toda ponderación la excelencia de este Corazón su unión con el Alma Santísima de María. ¡Qué correspondencia de santas impresiones y movimientos no debió mediar entre el Alma excelsa y el gran Corazón de María!, aquella alma que excedió en santidad a todos los Ángeles y Bienaventurados del cielo. Sólo un entendimiento angélico o auxiliado con luces extra ordinarias y especialísimas puede comprender bajo este concepto la excelencia del Corazón de María.
2° Considera la excelencia del Corazón Inmaculado de María por haber sido el principio y la fuente de la vida de una Madre divina, de la vida más noble y santa después de la de Jesús. Este Corazón fue el surgidero de aquella Sangre con la que se formó en sus entrañas por obra del Espíritu santo el Cuerpo de Jesús, que estuvo unido a la divinidad; y puede con razón llamarse el surgidero de las dos vidas más preciosas que ha habido y puede haber en el mundo. No hay pues corazón alguno después del de Jesús comparable al Corazón de María.
3° Considera la excelencia del Corazón Inmaculado de María por haber sido el instrumento material de innumerables afectos sensibles gracia Dios, uno sólo de los cuales es más agradable a su infinita majestad que todos los actos juntos de las demás criaturas justas y santas que ha habido. Él fue también el órgano nobilísimo de las perfectísimas operaciones de su voluntad, la que por ésto mismo se nos representa bajo el símbolo del corazón. Venerémosla pues por aquellos afectos y sentimientos tan singulares y perfectísimos en que se ejercitó en todo el curso de su vida, no solo material, sensible y formalmente con la voluntad, sino también con el corazón su símbolo y representación viva. ¿Puédese hallar en María un objeto sensible de devoción mas excelente, y que nos excite y conduzca con más eficacia a venerar su persona por todo lo que obró y sufrió de más grande y meritorio en su Alma y cuerpo por amor de Dios y benevolencia en vez de los hombres que su Corazón Inmaculado?


COLOQUIO

¡Virgen excelsa, y gran Reina de cielo! al considerar la excelencia de vuestro Corazón Inmaculado, me lleno de confusión y de vergüenza al reconocer la indignidad del mío comparado con el vuestro.
¡Ah corazón mío indignísimo! instrumento de vilísimos afectos de todo punto disonantes del carácter de cristiano que me elevó a la dignidad de hijo de Dios.
¡Corazón mío asquerosísimo! fuente y principio de una vida pasada hasta el presente en los más inicuos deleites.
Madre de mi Dios y señor, por la excelencia que Dios comunicó a vuestro Corazón Inmaculado, os ruego, postrado a vuestros pies, este devoto servicio vuestro, que levantéis su voluntad del fango del vicio en que yace miserablemente sepultada.
Será esta una nueva gloria para Vos, Señora, si vuestra intercesión y poder consigue hacer de mi corazón un templo del Espíritu Santo y una hoguera de santos afectos hacia Dios y las cosas celestiales. Amén.


OFRECIMIENTO

Os damos gracias, Señor y Dios nuestro, por los sentimientos y afectos que en esta meditación nos habéis inspirado; os los ofrecemos en holocausto por nuestros pecados. Os los ofrecemos, Señor, para que los purifiquéis de sus defectos e imperfecciones, y los hagáis vuestros y dignos de vos. En este breve rato, que hemos ocupado en la consideración de los afectos que sintió el Corazón Inmaculado de María, hemos sentido nosotros también nuevas y fuertes impresiones; y el contraste de tanta pureza y amor con la sentina de nuestros vicios y maldades, ha excitado en nuestro corazón deseos vehementes de participar de aquellos dones de que Vos con tanta largueza llenasteis el Corazón de vuestra Madre. Nuestro corazón ha latido de amor y ternura junto al Corazón de María, y aunque embotarlas y flojas sus cuerdas han resonado heridas por el impulso del Corazón de Nuestra Madre, el corazón de un hijo no podía permanecer frío e insensible cuando su Madre padece, gime, suspira, llora, goza. Introducidos en el Corazón Inmaculado de María hemos examinado los resortes de aquellos actos purísimos de que fue instrumento, y nuestros ojos de carne han visto las conmociones íntimas y tiernísimas que le agitaban, y lo que nuestro espíritu apenas creía, se nos ha presentado con una luz y claridad que nos es imposible desconocerlo. Hemos puesto la mano sobre aquel Corazón Inmaculado, y nuestra fe, como Santo Tomás, ha reconocido a su contacto los dones de vuestra gracia. Hemos sentido derretirse como cera aquel corazón al ardor de vuestros amorosos rayos, para que pudiese derramarse todo entero sobre nosotros. ¡Ah Señor, no sean pérdidas para vuestras criaturas tantas gracias! vuestra misericordia está interesada en que correspondan a los designios de vuestra bondad. Haced que grabados profundamente hasta penetrar de parte a parte nuestro corazón estos sentimientos, perseveren en el propósito sincero que hemos formado de ser de día en día más sensibles a vuestro amor, y apartar nuestra alma de los placeres sensuales y mundanos que solo engendran fastidio y amargura. Oíd, Padre de toda bondad, por el Corazón de vuestra Madre y nuestra estas súplicas que os dirigen vuestros hijos, y haced que sus obras sean dignas de Vos, y de la gloria que les habéis preparado en el Cielo. Amén.





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