17_07_10

NOVENA A LA VIRGEN DEL CARMEN, DÍA 7




ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías o el Santo Rosario)



ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.



Teresita de los Andes y la Virgen del Carmen                     


Santa Teresa de los Andes, nuestra primera santa nos habla en estos textos autobiográficos de su entrega en amor y sacrificio como carmelitana:
“El Carmen se me presenta con todos los atractivos para llenar mi alma; además, el Señor me ha manifestados tantas veces que sea Carmelita; y cuando estoy en la oración, Nuestro Señor me dice que me ha escogido para esa vida tan perfecta y de tanta unión con Él porque me ama mucho entre las escogidas de su Divino Corazón. A María le dijo que había escogido la mejor parte, aunque Marta le servía con amor. La Santísima Virgen, mi Madre, fue una perfecta Carmelita, vivió siempre contemplando a su Jesús, sufriendo y amando. Nuestro Señor vivió treinta años de su vida en el silencio y en la oración, y sólo los tres últimos los dedicó a evangelizar.
  La vida de la Carmelita consiste en amar, contemplar y sufrir. Vive sola con su Dios; entre ella y Él no hay criaturas, no hay mundo, no hay nada, pues su alma alcanza la perfección por la contemplación y el sufrimiento. Contempla sólo a Dios y, como los ángeles en el cielo, entona las alabanzas del Ser por excelencia. La soledad, el aislamiento de todo lo de la tierra, la pobreza en que vive, son medios poderosos que favorecen la contemplación del Dios – Amor.
  La Carmelita sufre en silencio angustias del espíritu que quizás son más terribles que las del cuerpo... Se ve desechada, desamparada. ¿Hay acaso mayor sufrimiento para un alma que todo lo ha abandonado por seguir al Dios que ama, que verse sola sin Él?”



 Lectura: Romanos 8, 18 – 23
“Entiendo, por lo demás, que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación misma espera anhelante que se manifieste lo que serán los hijos de Dios. Condenada al fracaso, no por su propia voluntad, sino por aquel que así lo dispuso, la creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto, que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente. Pero no sólo ella: también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemidos en nuestro interior suspirando para que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo.”




ORACIÓN FINAL A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
(Monseñor Ramón Ángel Jara) 

¡Oh Virgen Santísima del Carmen!. Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado. 

Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalaros a Vos por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Vos clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Vos sois la Madre de la Divina Gracia, conservad puras nuestras almas; sois la Torre poderosa de David. defended el honor y la libertad de nuestra Nación; sois el refugio de los pecadores, tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; sois el consuelo de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; sois el auxilio de los cristianos, conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos. 

Desde el trono de vuestra gloria atended a nuestras súplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro manto y cubrid con él a esta República de Chile, de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa. Os pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación. 

Apartad de nuestras ciudades los terremotos incendios y epidemias; alejad de nuestros mares las tormentas, y dad la abundancia a nuestros campos y montañas.
Sed el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio. 

¡Oídnos pues, Reina y Madre Clementísima! Y haced que viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y la práctica de un mismos amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que os alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.





GOZOS A LA VIRGEN DEL CARMEN

(Se han rezado en Chile, desde antes de 1837, 
sobre todo los días Miércoles)

Pues la eterna Majestad,
Nos dio en Vos tanto consuelo,
Virgen Santa del Carmelo
Válganos vuestra piedad 

Dios os salve, gran Señora, 
A quien el cielo y la tierra 
Por su gran reina venera, 
Y reverencia, y honora; 
Pues vuestro poder implora 
De reina, nuestra humildad. 
Virgen Santa del Carmelo
Válganos vuestra piedad 

Dios os salve, Virgen Madre, 
Tan tierna y tan amorosa, 
Que siempre os ven cariñosa 
Los hijos del primer padre; 
Y pues vuestro pecho abre 
Los tesoros de bondad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

Eva y Adán, delincuentes 
Se hicieron por el pecado, 
Y como herencia han dejado 
La muerte a sus descendientes; 
Pero vos de los vivientes 
Sois vida con propiedad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

Sois del alma la dulzura 
Que la embelesa y encanta, 
Y sus potencias levanta 
A admirar vuestra hermosura; 
Para que nuestra amargura 
Temple vuestra suavidad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

Vos sois la Ester toda hermosa, 
De vuestro pueblo esperanza 
Que a librar por Vos alcanza 
De la muerte rigurosa; 
Y pues sois tan poderosa 
Con la Augusta Majestad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

Los hijos de Eva ocurrimos 
Y en vuestro amparo esperamos, 
En el destierro en que estamos, 
Esa patria que perdimos 
Que nos alcancéis pedimos 
Nuestra amada libertad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

A Vos Madre, suspiramos, 
Con gemidos y sollozos, 
Porque no puede haber gozos 
En el valle en que lloramos; 
Y pues por vos esperamos 
Consuelo en nuestra orfandad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

Ea, pues, Madre piadosa, 
Que vuestros ojos divinos, 
De estos pobres peregrinos 
Sean luz clara y hermosa; 
Y pues es tan tenebrosa 
Del mundo la obscuridad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

Templad con vuestra clemencia 
De Jesús la indignación, 
Y haced que sin confusión 
Lleguemos a su presencia; 
Para que nuestra sentencia 
Salga con felicidad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

¡Oh Protectora divina!, 
¡Oh consuelo celestial!, 
¡Oh refugio universal!, 
¡Oh belleza peregrina!, 
Pues del alma medicina 
Sois en toda enfermedad. 
Virgen Santa del Carmelo, etc. 

V.- Ruega por nosotros Madre de Dios del Carmelo

R.- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.



Canto


VIRGEN DEL CARMEN BELLA.

Virgen del Carmen bella,
Madre del Salvador;
de tus amantes hijos
oye el cantar de amor.

DIOS TE SALVE MARÍA
DEL CARMEN BELLA FLOR;
ESTRELLA QUE NOS GUÍAS
HACIA EL SOL DEL SEÑOR.

Junto a ti nos reúnes,
nos llamas con tu voz:
quieres formar de Chile
un pueblo para Dios.

Somos un pueblo en marcha,
en busca de la luz:
guíanos Madre nuestra,
llévanos a Jesús.

Haznos cristianos, Madre,
cristianos de verdad:
gente de fe sincera,

de viva caridad.