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La Consagración enseñada por San Luis Mª Grignon de Montfort


La consagración total a Jesús por María Enseñada por San Luis María de Montfort

1. ¿En qué consiste la Consagración Total a Jesús por María según la enseñanza de San Luis María?
Esta Consagración consiste: 1. En la unión y pertenencia total a Jesús por María para establecer en nuestros corazones y en el mundo el reinado de Jesús por María. Para ello, la persona se consagra a Jesús por María como esclavo de amor (Ver VD, 121,125 y 113); 2. En vivir perfectamente la Alianza Bautismal por la cual renacemos y nos comprometemos a vivir como hijos de Dios y como miembros de la Iglesia, cuerpo de Cristo (Ver VD 126-130); 3. En un camino espiritual y apostólico fácil y seguro de transformación en Cristo, por obra del Espíritu Santo y María, a fin de vivir la vocación para la cual hemos sido creados (Ver VD 20, 35ss, 164; SM, 3).

2. ¿A qué te comprometes al hacer esta consagración?
Por esta consagración prometes a Jesús por María vivir –tanto como te sea posible- en completa unión y dependencia de Él como vivió Ella. Como este espíritu de unión y de dependencia de Jesús que vive y reina en María sólo se obtiene gradualmente y con perseverancia, no todo el mundo logra el más alto nivel. “¿...quién llegará al tercer grado? ¿Quién permanecerá habitualmente en él? Sólo aquél o aquella a quien el Espíritu Santo de Jesucristo revele este secreto (ver SM 1) y lo conduzca por sí mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de su madurez...” (VD 119).

3. ¿Entonces este camino espiritual es sólo para unos pocos privilegiados y selectos?
¡De ninguna manera! Este camino espiritual por el cual nos encadenamos a María, para liberarnos de la “cruel esclavitud del pecado y del demonio”, para convertirnos en “perfectos discípulos de la Sabiduría encarnada, Jesucristo” (ASE 223.227), es un camino abierto a todos los bautizados y pecadores. ¡También para ti! “Todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la Caridad” (Concilio Vaticano II, Iglesia, 40). San Luis María predicaba este camino que él llamaba “fácil, corto, seguro y perfecto” (VD 152-168), para que los pecadores, después de su confesión general, fruto de las misiones, perseveraran en su conversión y progresaran a pasos de gigante por el camino del Evangelio.

4. ¿Cuáles son los frutos de esta Consagración total?
Digamos sólo algunos. Ni Dios ni María se dejan vencer en generosidad. Aunque no debo hacerlo por la recompensa, ellos me dan el 100 por uno. (Ver Mt 19,29; VD 144). Este camino te ayuda a vivir la bienaventuranza fundamental: “dichosos los pobres de corazón porque el reinado de Dios les pertenece” (Mt 5,8), pues participas de la profunda humildad de María y del corazón manso y humilde de Cristo Jesús que quiso hasta depender de María (Ver VD 213; 139-143). Te ayuda a crecer en la fe cristiana. Participarás de la fe de María “una fe viva e inconmovible... una fe intrépida que te llevará a realizar grandes empresas por Dios y por la salvación del prójimo...” (VD 214). María se comunica a quien la ama entrañablemente haciéndole partícipe de sus más altos dones y virtudes como son la fe y la sabiduría, hasta convertirla en viva imagen suya (Ver nos. VD 144, 214, 217). Pero como dice el mismo San Luis María: “Infinitamente más de lo que aquí te digo es lo que te enseñará la experiencia y lo que encontrarás por ti misma. Si eres fiel en lo poco que te enseño, hallarás tantas riquezas y gracias en la práctica, que quedarás sorprendida y rebosante de dicha...” SM 53.

5 ¿En qué se fundamenta la consagración total?
Se fundamenta en los misterios centrales del cristianismo: el misterio de la Santísima Trinidad, el misterio de la Encarnación y el misterio de la Redención. La clave está en el misterio de la Encarnación, obra de las tres divinas Personas para la redención de la humanidad. La consagración personal y total de Jesús al Padre se inicia en la Encarnación y culmina en la Cruz. En la Cruz, la Sabiduría encarnada, Jesucristo, sella con su sangre la nueva y definitiva Alianza y comienza el nuevo
éxodo de la humanidad hacia la Patria definitiva. Por el Bautismo, el cristiano participa de la Consagración de Jesucristo, es insertado en el Pueblo de la Nueva Alianza y comienza a vivir el éxodo hacia la Pascua eterna. En estos misterios, María aparece por voluntad de Dios, totalmente relativa a Dios y al Pueblo de Dios. Pues “Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de María”... Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y por María”... Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle
pedido su consentimiento..” (VD 16). Así, pues “Por medio de la Santísima Virgen María vino Jesucristo al mundo, y por medio de Ella debe también reinar en el mundo” (VD 1).

6. ¿A quien honras cuando haces y vives esta consagración total?
Esta consagración “ha sido inspirada por el Espíritu Santo: 1) para honrar e imitar la dependencia inefable que Dios Hijo quiso tener respecto a María para gloria del Padre y para nuestra salvación. Dependencia que se manifiesta de modo especial en este misterio de la Encarnación, en el que Jesucristo se halla prisionero y esclavo en el seno de la excelsa María, en donde depende de Ella en todo y para todo; 2) para agradecer a Dios las gracias incomparables que otorgó a María, y especialmente el haberla escogido por su dignísima Madre; elección realizada precisamente en este misterio” (VD 243). En María, por obra del Espíritu Santo, Dios se reviste de nuestra humanidad y nosotros nos revestimos de su divinidad para ser hermanos y hermanas.

7. ¿Darle tanta importancia a María no será restarle importancia a Jesucristo que es el centro?
“Si establecemos la sólida devoción a la Santísima Virgen es sólo para establecer más perfectamente la de Jesucristo y ofrecer un medio seguro para encontrar al Señor... Esta devoción nos es necesaria para hallar perfectamente a Jesucristo, amarlo con ternura y servirlo con fidelidad” (VD 62). “La tendencia más fuerte de María es la de unirnos a Jesucristo” (VD 75). “Quien desee tener el fruto de la vida – Jesucristo- debe tener el árbol de la vida que es María. Quien desee tener en sí la operación del Espíritu Santo, debe tener a su Esposa fiel e inseparable...” (VD 164). “Creo personalmente que nadie puede llegar a una íntima unión con Nuestro Señor y a una fidelidad perfecta al Espíritu Santo sin una unión estrecha con la Santísima Virgen y una verdadera dependencia de su socorro” (VD 43).

8. ¿Qué nos dice el Papa Juan Pablo II sobre esta consagración total a Jesús por María?
El “TOTUS TUUS” ¡Todo tuyo! Es el lema de toda la vida sacerdotal y del Pontificado de Su Santidad Juan Pablo II. Cuando el 19 de
septiembre de 1996, estuvo en San Lorenzo en Francia, junto a la
tumba de San Luis María, el Santo Padre dijo en su homilía que él
renovaba diariamente la Consagración Total. El libro de cabecera del Santo Padre es la Verdadera Devoción. Hace poco, el 13 de octubre del 2000, el Santo Padre nos decía, en Roma, a los participantes al Congreso sobre el Padre de Montfort:
“La Toda Santa lleva hacia la Trinidad. Repitiéndole a diario
Totus tuus y viviendo en sintonía con ella, se puede llegar a la experiencia del Padre mediante la confianza y el amor sin límites (Ver VD, 169 y 215), a la docilidad al Espíritu Santo (cf. ib., 258) y a la transformación de sí según la imagen de Cristo (ver VD, 218-221)”.

9. ¿Cómo prepararse a hacer esta Consagración total a Jesús por María o a renovarla?
Esta consagración total es un camino caracterizado por dos aspectos inseparables: la renuncia y la donación y por dos amores inseparables: a Jesucristo, Sabiduría encarnada y a María, Madre nuestra y Reina de los corazones. Por ello, para prepararse a hacer por primera vez la consagración total o para renovarla y vivirla, se requiere una metodología y unos medios y acciones que te ayuden: 1. a renunciar radicalmente y constantemente al pecado en todas sus manifestaciones, a tu egoísmo, a todo lo que te impide ser libre para darte totalmente a Jesús y confiarte también totalmente a María; 2. a motivarte constantemente para crecer en el deseo ardiente y la decisión firme y constante de entregarte totalmente a Jesús por María para la obra del Reino; 3. a conocer mejor
con la inteligencia y sobre todo con tu corazón y tu vida a Jesucristo y su sabiduría evangélica y a su Santísima Madre, asociada a Él y al Espíritu Santo en la obra permanente de la redención de la humanidad. En resumen: renuncia al pecado, al egoísmo y a la sabiduría mundana, conocimiento de ti mismo, de Jesucristo-Sabiduría y de María-Madre, para ser sus discípulos y esclavos de amor y servirlos en su obra que es la de establecer su reinado inseparable en los corazones de las personas y en la sociedad.

10. ¿Qué hacer para prepararse a esta Consagración total a Jesús por María o para renovarla?
  San Luis María aconseja una preparación cuidadosa de 33 días: 12 días para vaciarte del espíritu mundano o sabiduría mundana; 7 días para conocerte a ti mismo a la luz de tu vocación divina; 7 días para que conozcas mejor de manera más completa y experimental a María en el misterio de Cristo y de la Iglesia y en la vida de cada cristiano; 7 días para que conozcas mejor a la Sabiduría eterna y encarnada, Jesucristo, enviado por el Padre para establecer en el mundo el reinado de Dios. Para renovar la consagración cada año, es bueno tener este esquema para realizarlo en 3 días de retiro. Debes hacer esta preparación en ambiente de estudio y oración y con una actitud de discernimiento para que acojas la voluntad de Dios y te entregues totalmente a quien se nos ha dado totalmente por Jesús, por su Espíritu y por María.


11. ¿Hay algo más que podría ayudarte en la preparación para hacer esta Consagración total y para vivirla?
¡Ciertamente! Para una preparación remota y para vivir la Consagración, medita de modo especial los Evangelios según san Lucas y san Juan que destacan la presencia de la virgen María en la vida y obras de la Sabiduría encarnada, Jesucristo. Medita el capítulo VIII de la Constitución sobre la Iglesia del Vaticano II. Lee en espíritu de estudio y oración el Secreto de María y/o la Verdadera Devoción a María de San Luis María de Montfort. Lee también el famoso libro El amor de la Sabiduría eterna (ASE), compendio de toda la espiritualidad del mismo autor. Conoce alguna biografía de san Luis María de Montfort, pues para comprender su mensaje y el alcance del mismo hay que conocer su vida de místico y de apóstol. La preparación de los 33 días la puedes hacer en casa con un libro guía o en pequeños grupos con la
ayuda de una persona de experiencia. Existe el “Libro de Oro de la Espiritualidad Monfortiana” en donde puedes encontrar los principales escritos de San Luis María de Montfort y alguna guía para preparar, realizar y vivir la Consagración Total. Ora mucho con la meditación de los misterios del Santo Rosario y particularmente con la Palabra de Dios unida a la participación en la Santa Eucaristía, para implorar la sabiduría y la fuerza del Espíritu Santo para comprender este camino y para vivirlo.

12. ¿Cuándo y cómo puedes hacer la Consagración total a Jesús por María?
En un día especial, después de una preparación adecuada, en el que te decides a renunciar para siempre al demonio, al pecado y a ti mismo, prometes, con la gracia de Dios que nunca te faltará, guardar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, aceptados el día del Bautismo y te consagras totalmente a Jesucristo por las manos de María para llevar tu cruz en su seguimiento todos los días y entregarte a su obra de establecer en el mundo su reinado. Puedes emplear la fórmula completa que nos ofrece el mismo san Luis María de Montfort y que encuentras en los dos libros mencionados y en ASE. Conviene que esta celebración sea bien preparada, precedida del Sacramento de la Reconciliación y que se haga en unión con la Celebración de la Eucaristía. Pues es como un nuevo nacimiento, es decir, como un nuevo Bautismo.

13 ¿Cuáles son los compromisos prioritarios de los Consagrados hoy en la Iglesia?
El Santo Padre Juan Pablo II ha trazado explícitamente compromisos prioritarios a toda la familia de la ESCLAVITUD MARIANA:
Hacer fructificar la “preciosa herencia de san Luis María, tesoro que no debe quedar escondido”. Esto significa vivir y hacer vivir el “Totus tuus”. 
“Renovar la presencia entre los pobres”. Una presencia que es compromiso solidario y muy urgente ante la globalización de la economía, el escándalo de la pobreza y las nuevas situaciones de marginalidad, enfermedad y abandono de tantos hermanos. "
“Renovar la inserción en la pastoral de la Iglesia”. Trabajar en el plan pastoral de la diócesis y de la parroquia, perteneciendo a un grupo apostólico o a una comunidad cristiana y haciendo así trabajo de Iglesia."

"Es la renuncia a la Sabiduría mundana (VD 256; ver ASE 74-83) y practicar el 3er medio para adquirir y conservar la Sabiduría Encarnada: “la Mortificación Universal” (Ver ASE 194-202) que se resumen en vivir este consejo “déjalo todo, y al encontrar a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, ¡lo encontrarás todo!”(ASE 202). Es, pues, el ineludible aspecto ascético de este camino evangélico, espiritual y apostólico propuesto por San Luis María." Mensaje del Papa Juan Pablo II a la Familia Monfortiana, Vaticano, 21 de junio de 1997.
“Sacerdotes, religiosos, laicos jóvenes y adultos..., seriamente comprometidos para dar a la Iglesia, a ejemplo de Cristo, un rostro de pobreza y de misericordia especialmente hacia los necesitados y marginados, un rostro por el testimonio de la comunión en la verdad y el amor” Juan Pablo II, Homilía en la Concelebración con los Cardenales, Roma, mayo 24 de 2001.
“La comunión empuja a la Iglesia a hacerse solidaria con la humanidad, particularmente en el actual contexto de la globalización con la multitud creciente de los pobres, de los que sufren, de cuantos son pisoteados en los sacrosantos derechos a la vida, a la salud, al trabajo, a la cultura, a la participación social, a la libertad religiosa”. (Del Mensaje del Consistorio de Cardenales, 24, mayo, 2001). 
“Renovar la disponibilidad para la evangelización”. El sueño del Santo Padre y el sueño del P. de Montfort se funden en uno solo: hombres y mujeres “Apóstoles de la Nueva Evangelización” en un mundo cada día más necesitado de la Sabiduría del Evangelio, que es la Sabiduría del Amor, de la Vida y de la Paz.
Bajo el título “prácticas interiores y prácticas exteriores” (VD 226-276) San Luis María nos propone el cultivo de unas actitudes interiores de vida y la realización constante de unas acciones que te van a ayudar a dejarte modelar cada vez más y mejor por el Espíritu Santo y María para llegar a ser perfecto discípulo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo (Ver VD 34-26; 218-221; ASE 227).

14. ¿Cuáles son las prácticas o actitudes interiores de vida para cultivar esta Consagración total?
San Luis María, como sabio pedagogo, nos advierte que “no es suficiente que te consagres a María en calidad de esclava(o) una vez para siempre, ni aun que renueves la consagración cada mes o cada semana... La dificultad se halla en entrar en el espíritu de esta devoción, que te colocará en actitud de absoluta disponibilidad y esclavitud respecto de María y, por Ella, de Jesucristo” (SM 44). Para ello, las diversas prácticas o medios, para lograr este objetivo maravilloso.
Estas prácticas o actitudes interiores son: hacer todas nuestras acciones por María, con María, en María y para María para hacerlas mejor por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús. (Ver VD 257).
Por María: es decir, conforme al espíritu de María... que es el Santo Espíritu de Dios. (VD 258s). Es una actitud de docilidad y obediencia. Para ello se requiere constante discernimiento para descubrir y realizar las mociones del Espíritu de Dios. Es dejarnos impulsar por María que nos invita y ayuda siempre a obrar conforme al Evangelio, a “hacer lo que Él nos diga”. Sirve mucho repetir constantemente: “Renuncio a mí mismo y me consagro a ti, querida Madre mía” (ver VD 259). También, “acudir siempre a nuestro Señor por medio de María, confiando en su intercesión y poder ante su Hijo” (SM 48).
Con María: es decir, a imitación de María (VD 260). Es mirar a María como nuestro modelo y nuestro molde, o mejor, nuestra modeladora. “La práctica esencial de esta devoción consiste en tomar a María como modelo acabado de tus acciones” (SM, 45). Lo que pretendemos es ser modelados a imagen de María, modelo de todas las virtudes y “la primera y más perfecta discípula de Cristo” (MC 35). Lo que se busca es “entrar en sintonía con la voluntad y las disposiciones de María” (SM, 46). Para ello, debes esforzarte por evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen, y en particular estas 10: “su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina” (VD 108, ver 260). “Ella es... el Santo de los santos, en donde son formados y moldeados los santos” VD, 218. Sirve mucho tomar por cierto tiempo como materia de meditación y de ejercicio cada una de estas virtudes.
En María: es decir en íntima unión con María (VD 261s). “Si María, que es el árbol de la vida, está bien cultivada en ti mismo por la fidelidad a las prácticas de esta devoción, dará su fruto en tiempo oportuno, fruto que no es otro que Jesucristo” (VD 218). “Escucha bien lo que digo: los santos son moldeados en María... quien sea arrojado en este molde divino, quedará muy pronto formado y moldeado en Jesucristo, y Jesucristo en él” (VD 219). Se trata de habitar en María, “paraíso del nuevo Adán”, “Santuario de la divinidad”, “mansión de la Santísima Trinidad”, “Torre inexpugnable” en donde estamos al abrigo del demonio, de la sabiduría mundana y del pecado (VD 261; 264) y que María habite y reine en nuestros corazones. Se trata de amar a la Santísima Virgen con filial afecto, de hecho y no sólo con palabras y con todo el corazón (Ver VD, 197). Sirve para ello la realización constante, con modestia, atención y devoción (Ver VD 117), de las prácticas llamadas exteriores que comentaremos más adelante.
Para María: es decir al servicio de María (VD 265). “Conviene que no te quedes ocioso sino que actúes como buen siervo y esclavo...” (VD 265). María por el Sí de la Anunciación “se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona de su Hijo y a su obra sirviendo con diligencia” a la redención de la humanidad (Concilio Vaticano II, Iglesia, 56). Tu consagración a Jesús por María es una consagración apostólica o misionera en la Iglesia. “Pero ¿qué serán estos servidores, esclavos e hijos de María? –Serán fuego encendido (Sal 104 [103],4; Heb 1,7), ministros del Señor que prenderán por todas partes el fuego del amor divino... Serán apóstoles auténticos de los últimos tiempos. A quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas... Llevarán en la boca la espada de dos filos de la Palabra de Dios (Heb 4,12); sobre sus hombros, el estandarte
ensangrentado de la cruz; en la mano derecha, el crucifijo; el rosario en la izquierda; los sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo” (Ver VD 54-58).

15 ¿Cuáles son las prácticas visibles o exteriores que ayudan a vivir la Consagración total?
Son llamadas así no porque se hagan sin devoción interior, sino porque tienen algo de externo, visible y comunitario. Ayudan a vivir las interiores y a edificar al prójimo. (VD 226). Enumeraremos las más importantes tomadas de la totalidad de las obras y de la vida de san Luis María. Ciertamente, ni las prácticas interiores ni éstas exteriores, obligan bajo pecado, sino que trazan un itinerario de vida espiritual que se va asumiendo gradualmente:
  1. Preparar y hacer la consagración total a Jesús por María (VD 227-233). Ver antes los nn. 9-12. Renovar la consagración con frecuencia mediante fórmulas breves 
  2. 2. La Lectio divina –ojalá de acuerdo con la liturgia de cada día-y en unión con María (Ver SC, 103). El Concilio Vaticano II
    ha recomendado vivamente a todos los fieles cristianos el nutrirse de la Palabra de Dios que da firmeza a la fe, es
    alimento del espíritu y fuente límpida y perenne de vida espiritual. (Ver DV, 21). El cristiano está llamado a leer
    asiduamente la Sagrada Escritura y a unir al estudio la oración para “adquirir la ciencia suprema de Jesucristo” (Filp 3,8) y
    para que se realice el diálogo de Dios con los hombres y de estos con Dios (Ver DV, 25). (Ver 5 pistas para la Lectio divina con María: Libro de Oro, pp. 531-532). Es el ejemplo mismo de San Luis María que se nutrió diariamente de la Palabra de Dios y la conocía de memoria. La espiritualidad que nos legó se basa ante todo en la Santa Biblia. Todo ello para poder ser apóstoles
“En la carta pastoral “al comienzo del Nuevo Milenio” escribí que «la perspectiva en la cual debe colocarse todo el camino pastoral es el de la santidad» (n. 30), cultivada en la escucha de la Palabra de Dios, en la oración y en la vida eucarística...” (Juan Pablo II, Roma, mayo, 24, 2001).
  de los últimos tiempos que llevan en la boca la espada de dos filos de la Palabra de Dios... y para ser como María, la mujer dichosa porque escucha la Palabra de Dios, la guarda y la pone en práctica (Ver Lc 1,45; 8,21; 2,19; 2,51; 11,28; Vat. II, Iglesia, 58).
3. La Eucaristía. Participar a ser posible diariamente de la Eucaristía y de la adoración al Santísimo en unión con María (Ver ASE 71; VD 266-273; SM 76). Toda celebración litúrgica –y particularmente la Eucaristía- es la acción más sagrada y eficaz de Jesucristo y la Iglesia, su esposa y su cuerpo, para la alabanza de Dios y la santificación de los hombres.
Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo y del pueblo consagrado de la nueva Alianza (Ver Vat. II, Liturgia, 5-7). El Padre de Montfort apreció en alto grado la Eucaristía, era central en las misiones y escribió muchos cantos y sermones para honrar el gran misterio de la Eucaristía. (Ver ASE, 70- 71; CT 112, 128, 136, 41; Sermones, nn. 330-341 –Le livre des Sermons).
4. Celebrar con frecuencia el Sacramento de la Reconciliación en unión con María. Es clave para el cultivo de la vida espiritual de todos los cristianos laicos o religiosos o sacerdotes. (Ver OT,18; PC 6). San Luis María no permitía que renovaran las promesas bautismales y que se
consagraran a la Virgen, sino a los que habían hecho una confesión general en las misiones. Los que habían renovado los votos bautismales se comprometían a confesarse con frecuencia. (Ver Contratos de Alianza: B.A.C., 451, pp. 623-626).
5. El Rezo diario de la Coronilla de alabanzas a la Santísima Virgen. (VD 234- 235). ¡La oración típica y factible de todos los Consagrados! 
6. Llevar una cadena o cadenilla que recuerde que estamos atados a la Santísima Virgen con “cadenas de amor, por consiguiente, fuertes como la muerte” (Cant 8,6; VD 236-242). 
7. Celebración del misterio de la Encarnación, el misterio propio de la Consagración total (VD 243-248). ( 25 de marzo; el Ángelus... ). Ver antes los nn. 5 y 6 anteriores. 
8. Recitación y meditación del Avemaría y del Rosario (VD 249-254). Tan importante es esta práctica que San Luis María escribió un libro: “Secreto Admirable del Santísimo Rosario para convertirse y salvarse”. Ver ASE, 193; VC 95). 
9. Recitación del Canto de María o “Magnificat” (VD 255).  .Proponemos a todos con gozo la consigna de continuar a tener fija la mirada en Cristo y contemplar su rostro a través de la familiaridad con la Palabra de Dios, la oración asidua y la comunión con Él, la participación en la Eucaristía, sobre todo el día del Señor, la acogida de la misericordia del Padre en el sacramento de la Reconciliación, y un valiente compromiso a la santidad, sentido y destino de todo ser humano y fuente y energía del actuar pastoral de la Iglesia” (Mensaje de los Señores Cardenales, reunidos en Consistorio en Roma, mayo 21-24/ 2001.
10. Renuncia evangélica. “Debes ser fiel en cortar y arrancar mediante la mortificación y la violencia a ti mismo, todos los placeres inútiles y las ocupaciones vanas con las criaturas, o sea, mortificar el cuerpo, guardar el silencio interior y dominar los sentidos” (SM, 73). Ello implica también la lucha contra el pecado, alejando de ti incluso “los pecados veniales, siempre peligrosos si no le damos importancia” (SM 75)1.
11. También conviene hacer el Vía crucis en unión con María (ver Libro de Oro, pp 521-530), particularmente los Viernes de Cuaresma. San Luis María escribió la famosa Carta a los Amigos de la Cruz, para enseñarnos cómo llevar la cruz como discípulos de Cristo.



¡Ah! ¿Cuándo llegará ese tiempo dichoso...en que la excelsa María sea establecida como Señora y Soberana en los corazones, para someterlos plenamente al imperio de su excelso y único Jesús?
¿Cuándo respirarán las almas a María como los cuerpos respiran el aire?
Cosas maravillosas sucederán entonces en la tierra, donde el Espíritu Santo -al encontrar a su querida Esposa
como reproducida en las almas- vendrá a ellas con la abundancia de sus dones y las llenará de gracia.
¿Cuándo llegará, hermano mío, hermana mía, ese tiempo dichoso, ese siglo de María, en el que muchas almas escogidas y obtenidas del Altísimo por María, perdiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, se transformen en copias vivientes de la Santísima Virgen para amar y glorificar a Jesucristo?
Ese tiempo sólo llegará cuando se conozca y viva la devoción que yo enseño: “¡Señor, para que venga tu reino, venga el reino de María!” San Luis María de Montfort, VD, 217



¡Feliz el alma en quien ha sido plantado el árbol de la vida que es María! ¡Más feliz aquella en quien puede crecer y florecer! ¡Más feliz aún aquella en quien puede dar fruto! ¡Pero mucho más feliz aquella que goza de su fruto y lo conserva hasta la muerte y por los siglos de los siglos! Amén       San Luis María, SM 7.

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